De manera vibrante terminó la temporada regular de las Grandes Ligas y, una vez más, el aporte de los peloteros latinos a sus respectivos equipos fue clave en aquellos que lucharon hasta el último momento por incluirse en la postemporada. Tres jugadores de habla hispana estarán batallando por el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana, donde la presencia de los latinos es mayor que en la Nacional. El primera base venezolano de los Tigres de Detroit, Miguel Cabrera, y el segunda base dominicano de los Yanquis de Nueva York, Robinson Canó, figurarán sin discusión en las boletas del MVP del joven circuito, junto con el inicialista mexicano Adrián González, de los Medias Rojas de Boston...
Cabrera fue el alma de los Tigres, flamantes campeones de la división central. Desde que se paró por primera vez en un terreno de pelota, el venezolano demostró ser un jugador extraclase, de los que sólo salen de tarde en tarde. Más allá de actitudes personales extradeportivas, Cabrera domina el madero como pocos y en el 2011 se llevó su primera corona de bateo, al acumular average de .344, el más alto de ambos circuitos. El primera base de Detroit fue además líder en dobles conectados, con 48 y en promedio de embasamiento, con .448, en tanto aparece entre los diez primeros en casi todos los departamentos ofensivos: cuarto en carreras anotadas (111), quinto en hits (197), décimo en jonrones (30), sexto en impulsadas (105) y segundo en bases por bolas recibidas (108), slugging (.586) y OPS, que es la suma de promedio de embasamiento y slugging, con 1.033.
Por su parte, Canó fue la pieza más útil que tuvo el manager Joe Girardi al alcance de su mano, una suerte de comodín que ajustó a la perfección en cada turno de la alineación en que fue colocado. El dominicano se movió entre tercero, cuarto y quinto turnos, según las necesidades del equipo dadas las ausencias por lesiones de Alex Rodríguez y Mark Teixeira, y siempre respondió acorde con lo que le pidieron. Canó fue una máquina de producir carreras y con 118 fue segundo de la Americana, con una menos que el líder su compañero de equipo Curtis Granderson. Esta cifra representó además la mayor cantidad de remolques en su carrera.
Pero más allá de los números globales, el de Quisqueya bateó a la hora buena. Como botón de muestra, baste decir que en la semana del 28 de agosto al 3 de septiembre, Canó impulsó ocho carreras y todas, absolutamente todas, significaron empate y ventaja para los Yankees. En total, el segunda base de los Yankees terminó con average de .302, con 188 hits, 104 anotadas, 46 dobletes, siete triples y 28 cuadrangulares, .533 de slugging, .349 como promedio de embasamiento y apenas se tomó 96 ponches, mientras 37 jugadores abanicaron en más de un centenar de ocasiones.
Y el mexicano Adrián González llenó en gran medida las expectativas que creó a su llegada a Boston. González estuvo encabezando a los bateadores del joven circuito casi toda la campaña y sólo en los días finales del calendario cedió la corona ante Cabrera. El mexicano terminó con average de .338 y compartió el liderazgo de hits (213) con Michael Young, de los Rangers de Texas, en tanto fue tercero en impulsadas (117), quinto en anotadas (108), sexto en dobletes (45), séptimo en slugging (.548), tercero en embasamiento (.410) y OPS (.957), aparte de disparar 27 bambinazos. Menciones también para el dominicano José Bautista, de los Azulejos de Toronto.