La ciencia no encontró aún una explicación satisfactoria para las Experiencias Cercanas a la Muerte, es decir, las visiones y sensaciones de quienes estuvieron a punto de morir o salieron de un estado de coma...
Todas estas personas describen experiencias similares cuyo significado han tratado de establecer equipos científicos multidisciplinarios. Lo que interesa a los expertos es determinar si estas visiones son simples alucinaciones -estados modificados de la conciencia que tienen un origen biológico- o una prueba de la existencia de un alma que sobreviviría a la muerte física.
Esta última es, desde luego, la explicación que da la religión. Sin embargo, entre quienes se han recuperado de un trance cercano a la muerte, las vivencias son prácticamente iguales, se trate o no de personas de fe.
A partir de lo que cuentan estos pacientes, se puede establecer un relato común: la persona tiene la sensación de estar flotando fuera de su cuerpo; puede "ver" el lugar -quirófano, habitación- y las personas -médicos, enfermeros- que se encuentran allí; ingresa a un túnel -al final del cual hay una figura, una luz, música o paisajes-; no siente dolor ni molestias; entra en un estado de paz total; ve a amigos o familiares ya fallecidos; oye la voz de un ser superior; asiste a la "película" completa de la propia vida en forma acelerada; llega a una suerte de umbral; vuelve al cuerpo.
Por mucho tiempo, la ciencia negó la verosimilitud de estos relatos, pero la medicina ha perfeccionado las técnicas de resucitación cardíaca a tal punto que esta clase de testimonios es cada vez más numerosa. Rendidos a la evidencia, en los últimos años, muchos centros de investigación y universidades han empezado a abrir sus puertas a los estudios de parapsicología. Y la neurociencia se ha inclinado cada vez más sobre lo que hasta ahora era considerado mera superstición, creencia primitiva o alucinación.
Un informe del diario Le Figaro daba cuenta de un estudio realizado en 2009 en un hospital de Montréal, Canadá, por el neurólogo Mario Beauregard, acerca de las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte). Y un colega suyo en Suiza, Olaf Blanke, estaba estudiando el fenómeno de la descorporización para encontrarle una explicación material.
En determinadas cirugías complejas, los pacientes son puestos en estado de muerte clínica: se detiene su corazón y la actividad cerebral, la temperatura corporal baja a 15,5º. ¿Cómo puede un paciente en esas condiciones recordar escenas de su propia operación? El informe de Figaro reporta el caso de una paciente, Pam Reynolds, que atravesó esa situación y al recobrar la conciencia dijo haberse visto en la camilla, con la cabeza afeitada y varios médicos inclinados sobre ella.
Estas sensaciones comunes a tantos pacientes -descorporizacion, conciencia de que se está muerto, desplazamiento a través del túnel luminoso, sensación de paz y bienestar, encuentro con familiares muertos- ¿constituyen el primer instante de un tránsito del alma al más allá o son fenómenos fisiológicos resultantes de un desorden neuronal? El fenómeno interesa cada vez más a psicólogos, psiquiatras, neurólogos y hasta cardiólogos y ha sido objeto de coloquios, libros y programas de investigación.
En el año 2001, un cardiólogo holandés, Pim Van Lommel, publicó en la revista especializada Lancet el primer estudio científico sobre el tema. Lo hizo a partir de los testimonios de 344 pacientes que habían sobrevivido a un ataque cardíaco. Sus testimonios habían sido recogidos como máximo en la semana siguiente al episodio para evitar toda deformación del recuerdo.
Entre el 8 y el 12% de estos pacientes relataron un ECM. Todos ellos estaban clínicamente muertos en ese momento, es decir, en un estado de inconsciencia causado por una insuficiente irrigación del cerebro. Entre ellos no había características religiosas o culturales comunes.
Los ECM (en inglés Out-of-body Experience, OBE) no han podido, hasta ahora, ser explicados -ni siquiera confirmados- por la ciencia. Para los escépticos, tienen un origen neuroquímico; son efecto de la anestesia, de drogas como la ketamina o de una anoxia cerebral que libera endorfinas.
El ya citado doctor Blanke, por ejemplo, publicó en Nature en 2002 el resultado de un experimento. Estimuló zonas del lóbulo temporal del cerebro, lo que "provocó alucinaciones y sensaciones de desplazamiento del cuerpo", escribió. Pero esto no da cuenta de la totalidad de las sensaciones que reportan los pacientes.
Otras causas han sido buscadas en el terreno de la psiquis. Algunos psiquiatras los relacionaron, por ejemplo, con una reacción defensiva ante una situación extremadamente amenazante como puede ser precisamente la inminencia de la muerte. Frente a ella, la personalidad se disocia, se abstrae de la realidad. Siempre en el terreno psicológico, se buscó explicar el fenómeno como una regresión al parto: el túnel que ve una persona en trance de muerte representaría el conducto por el cual el feto salió del útero. Pero tampoco son teorías que puedan interpretar la totalidad de las sensaciones y visiones de un ECM.
El vicario general de París, monseñor Michel Aupetit, quien es también médico, aseguró a Le Figaro que el catolicismo no cierra la puerta a las explicaciones "racionales", es decir, a motivos neurofisiológicos. Pero al mismo tiempo subrayó el hecho de que, "actualmente, ninguna explicación psicológica, farmacológica o neurofisiológica permite entender estas experiencias cercanas a la muerte". "Si se las compra con lo que creemos como cristianos, no hay nada que esté en contradicción con nuestra fe en la vida eterna", afirmó.
A la espera de más estudios y nuevos resultados, una conclusión interesante es la que formuló el cardiólogo Van Rommel a partir de las entrevistas con sus pacientes. Todos los que vivieron un ECM, fuese cual fuese su creencia o filosofía de vida, dejaron de temerle a la muerte.