Parece sacrilegio, en un país famoso por su vodka, que un bar se dedique a la cerveza.
Pero así es y es un bar, en el corazón de San Petersburgo, el lugar ideal para indagar por qué un creciente número de jóvenes rusos están cambiando el vodka por el néctar color ámbar. "El vodka es una bebida pesada que no todos disfrutan y su calidad ha ido empeorando", dice una joven rusa mientras se toma su pinta. "Y es más fácil para los jóvenes comprar cerveza. Ellos no venden vodka a menores de 18 años en las tiendas", señala. Otro cliente comenta de forma más directa: "el vodka convierte a la gente en animales y la cerveza no".
Crece el consumo: Durante la última década, la venta de cerveza en Rusia ha aumentado en más de 40%, mientras las ventas de vodka han caído 30%. Rusia es ahora el cuarto mercado de cerveza más grande del mundo, después de China, Estados Unidos y Brasil. La cerveza es promovida y consumida como una alternativa más saludable que el vodka. Es común ver a la gente bebiendo de latas en la calle y en los parques, como si estuvieran bebiendo Coca-Cola. Y, de forma increíble, la cerveza no está ni siquiera clasificada como bebida alcohólica en Rusia. Pero esta popularidad está causando preocupación, particularmente en círculos gubernamentales. El consumo de alcohol ya duplica la norma crítica establecida por la Organización Mundial de la Salud, y la esperanza de vida de los varones está en declive.
"El consumo de alcohol ha estado creciendo realmente rápido", dice Viktor Zvagelsky, legislador de la cámara baja de la Federación Rusa, a la BBC. Señala que el problema principal es que no hay leyes adecuadas para enfrentar el problema o programas para promover un estilo de vida saludable. "Esta es una de las principales tareas para el gobierno y ha sido desatacado por el presidente y el primer ministro", afirma Zvagelsky.
Ascenso futuro: Después de años de ganancias extraordinarias, la industria de la cerveza rusa ha recibido un golpe donde sí duele: los impuestos. En 2010, el impuesto a la cerveza se elevó en un sorprendente 200%. Zvagelsky cree que esta subida se había tardado mucho. "A la cerveza se le había tratado diferente en términos fiscales, lo cual ayudó a las empresas cerveceras a vender enormes volúmenes y gastar una gran cantidad de dinero en publicidad y promoción, sin tener que preocuparse de nada más", dijo. Pero, señala Zvagelsky, la cerveza debería tener las mismas restricciones que otras bebidas alcohólicas. "Incluso ahora la cerveza es barata. El incremento de 200% de impuesto no es suficiente. Tenemos más planes para elevar el impuesto al vodka en 120% y la cerveza en 80%", dijo. Son malas noticias para las cerveceras más grandes del mundo. Más del 80% del mercado de la cerveza rusa es controlado por sólo cinco actores: Baltika, Breweries, SUN InBev, Heineken, Efes y SABMiller Rus. Con ventas desinfladas en mercados maduros como Europa occidental, esas empresas han invertido miles de millones de dólares en Rusia.
Tres canchas de fútbol: Carlsberg podría decirlo: es probablemente el mejor mercado del mundo. El gigante cervecero danés es propietario de la compañía más grande de cerveza de Rusia, Baltika, la cual tiene alrededor del 40% del mercado. Europa del Este, que incluye a Rusia, contribuye en cerca de un tercio al ingreso de Carlsberg, pero le brinda casi la mitad de sus ganancias. Las cerveceras internacionales han ayudado a desarrollar el mercado tanto en términos de inversión en producción, como en promoción y publicidad. Uno de los mejores ejemplos es la principal fábrica de cerveza de Baltika, en San Petersburgo, ahora la cervecera más grande de Europa. Además de producir cerveza para Rusia, exporta la famosa cerveza japonesa Asahi en toda Europa. Su edificio es enorme. Uno camina por corredores interminables y numerosos puentes.
El almacén es del tamaño de tres canchas de fútbol.