Frustrado el sueño de ganar un quinto anillo y aquejado por varias lesiones en los últimos tiempos, uno de los jugadores más emblemáticos de las últimas dos décadas en la NBA anunció su adiós del básquet.
"Me retiro", publicó este miércoles Shaquille O'Neal a través de su cuenta en la red social Twitter, e incluyó un link a un video. "Lo hicimos. Diecinueve años, baby. Les agradezco mucho". Además, tuvo un gesto para sus fanáticos: "Por eso se los digo primero. Me estoy por retirar. Los amo. Hablamos pronto", concluyó.
Firmó con Boston Celtics a mediados del 2010 con la intención de unirse al veterano núcleo conformado por Pierce, Allen y Garnett para sumar otro título a su carrera. Tenía la intención de vencer en las finales a su enemigo Kobe Bryant y a los imbatibles Lakers, equipo que supo liderar a un tricampeonato (2000, 2001 y 2002). Pero todos sus objetivos se diluyeron de la peor manera en los playoffs.
Sus fantasías quedaron en un sueño. Los años y, particularmente, el poco cuidado que tuvo de su físico en gran parte de su carrera le pasaron factura. O'Neal solamente pudo jugar 37 partidos de la temporada y sólo 12 minutos de playoffs. Finalmente, ni Boston ni Los Ángeles terminarían llegando a las finales de la Conferencia. "Shaq es uno de los jugadores más dominantes de nuestro tiempo, sólo él sabe cuánto más va a jugar, pero nunca podrás quitarle nada de lo que ha logrado, como un campeón. Es una leyenda viviente", opinó Dwayne Wade, con quien O'Neal se unió en 2006 para darle el título a Miami Heat.
Con 39 años y más de 1.400 partidos jugados, habría llegado el momento del retiro y un nuevo salto hacia Holywood: un futuro en la TV -como analista- o como actor de cine, dos de sus hobbies preferidos. En la NBA, quedará marcado como uno de los mejores jugadores de la historia y como una de las figuras más carismáticas.
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