En el trabajo nada es igual El regreso al hogar era un momento sagrado. Enojarse por el teléfono ocupado; los libros, carpetas y cartulinas sobre la mesa; y porque la "caja boba" no ofrecía programas interesantes para ver. No quedaba otra más que sentarse a hacer nada y esperar el momento de la cena en familia. El paso de los años agregó una computadora a la escena, pero siempre ocupada por los menores de la casa conectándose al ICQ, buscando información poco coherente y armando trabajos para la escuela. El teléfono seguía ocupado por el "ruido de internet". En algún momento poco preciso la computadora se liberó. Los programas se instalaron en la PC hogareña y permitieron trabajar en casa como si se tratara de la oficina. Adelantar presentaciones o bien corregirlas ya era posible. Lo mismo que enviarlas por mail para tenerlas listas a primera hora del lunes.
Algunos aventurados se dieron cuenta de que podían ser independientes, abrir la oficina en casa o bien estar conectados con la empresa. Estar y no estar. Teletrabajo. Y hoy internet permite, además, el trabajo colaborativo en tiempo real, es decir, acceder y corregir la presentación que está desarrollando una persona en cualquier parte del mundo, sin importar dónde se encuentre uno. Sábado a la noche Los famosos "asaltos" eran la envidia del hermano menor de la casa. No veía el momento de tener edad para hacer los suyos. Mientras, ocupaba el teléfono hablando sin parar con esa chica que conocía del barrio. Pasó el tiempo y llegó su momento. Pero los asaltos habían pasado de moda. Su meta ahora era recordar dónde había dejado el teléfono de esa chica que conoció el sábado a la noche. Eran muchos números y seguro el papel no está por ningún lado.
Un poco después vendría el chirrido, el "ruido de internet": ICQ, Hotmail, ¿Messenger o Yahoo! Messenger?... "Pásame tu PIN", "agrégame a Facebook", "te sigo en Twitter". En el medio también le pasaron un número de celular equivocado o quizás él lo anotó mal. Había un compañero de la escuela que no tenía suerte con las mujeres. Pero se anotó en un sitio y encontró gente con la cual compartir su soledad. Porque internet tiene espacio para todos, sin importar que uno sea tímido o el ser con más desenfado del barrio. La súper herramienta En menos de un cuarto de siglo, la red creó una nueva economía, generando nuevos trabajos. Logró que ya no sea necesario ir al supermercado y hacer largas colas. Tampoco ir al banco a pagar impuestos. O recordar qué gustos de empanadas hay que pedir. Mucho menos, recorrer un shopping o el centro comercial del barrio para encontrar la mejor camisa.
Todo es posible vía internet. ¿Hace falta recordar que leer más de un diario en papel era un privilegio de pocos? Hoy en cambio se puede elegir qué, cómo y cuándo leer. Música, películas e incluso software están abandonando a pasos agigantados su clásico formato en discos para únicamente ser descargados de la red. El almacenamiento online gana adeptos día tras día: fotos, documentos y música son accesibles desde cualquier dispositivo, sin importar el rincón del mundo en donde el usuario se encuentre. Google Maps y Street View permiten conocer lugares impensados o bien armar un recorrido y mirar de antemano cómo es el barrio del hotel en donde uno se alojará para las vacaciones. Internet permitió decirle adiós a la angustia de esperar a miles de kilómetros una carta de un ser querido. Servicios como Skype acortan distancias, permiten a familiares y amigos estar ahí, a un paso.
La red fue capaz de catapultar a la fama a muchos artistas y creativos desconocidos que vieron en YouTube un espacio en donde mostrar al mundo su obra. Incluso, muchos videos que allí se suben cuentan injusticias cotidianas que quizás no tendrían lugar en los medios tradicionales. Redes sociales como Facebook permiten encontrar a esas personas que los años fueron alejando; o mostrar al mundo un costado que pocos conocen. Lo mismo que compartir al instante la felicidad por una foto espontánea. O ayudar a organizarse para protestar. El boom de los blogs permite que cualquier persona pueda ejercer su derecho a expresarse y encontrar en el camino a algunos que piensen igual. Unirse. Internet permite informar, formar y entretener, tres pilares fundamentales para una comunicación adecuada. Y lo mejor de todo es que internet está ahora en todos lados. La PC dejó de ser la única ventana al mundo. Smartphones, tablets, notebooks... dispositivos móviles que tienen como único propósito hacer más sencillo y divertido lo cotidiano y, bien usados, mejorar la calidad de vida.
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