Agobiados por décadas de prohibiciones, los cubanos respiraron hondo, pues al fin podrán comprar y vender casas y autos, y recibir créditos para negocios y cultivos, tras el VI Congreso del Partido Comunista (PCC), que dio luz verde este martes a las reformas de Raúl Castro. “Raúl va poco a poco, pero con buen paso. Con la venta de las casas y de carros (autos) mucha gente va a poder hacer un dinerito y dedicarlo, por ejemplo, a negocios”, declaró a la AFP Julio González, maletero de 37 años que trabaja en el Centro Histórico de La Habana. Tras escuchar por televisión el cierre del Congreso, González recordó que desde que Raúl llegó al gobierno en julio de 2006 cuando enfermó su hermano Fidel, eliminó “prohibiciones absurdas”, como las que impedían a los cubanos hospedarse en hoteles, rentar autos o comprobar equipos electrodomésticos. Cerca de 90% de los cubanos son dueños de sus viviendas, no pagan impuestos por ellas o abonan bajos alquileres, pero no pueden venderlas y sólo permutarlas (cambiarlas), en un negocio que ilícitamente implica miles de dólares. La alegría es contenida, el Gobierno y Parlamento deben aún dar forma legal a esos acuerdos, lo que dispara las suspicacias de muchos: en Cuba nada “es fácil”, dicen. Sólo pueden comprar autos si les son otorgados por el gobierno, y en casos excepcionales con un permiso especial, como ocurre con los músicos que viajan al exterior y ganan altas sumas de dinero. Libremente sólo se pueden adquirir los viejos coches norteamericanos “almendrones”, fabricados antes del triunfo de la revolución de Fidel Castro, en 1959.
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