La problemática cantante de 27 años – con amplio historial en abuso de drogas y alcohol- ingresó en la clínica Priory de Londres la semana pasada donde le dieron el ultimatum de que si no deja de ingerir el alcohol, morirá pronto.
Una fuente aseguró: “Es la última oportunidad para Amy Winehouse. Los médicos han sido duros con ella debido a lo delicado de su situación. Es la pura realidad y debe escucharla”. Aunque estaba acompañada por su padre Match Winehouse y su novio Reg Travis, parece ser que fue la cantante quien tomó la decisión de ingresar en rehabilitación.
Según el periódico The Sun: “Están preocupados por ella. Match había tirado la toalla anteriormente, sin embargo esta vez la cantante está decidida a conseguirlo”. Nada de esto es nuevo para la polémica intérprete, ya que se ha sometido a otros tratamientos entre los años 2007 y 2009.
Es más, cuando se dirigía al hospital fue vista comprando y bebiendo vodka antes de ingresar. Según un testigo la cantante parecía ida, tropezaba y apenas podía articular palabra. “Me sorprendió verle comprar alcohol tan temprano y más aún que se lo tomara”.
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