Ahora mismo, Albert Pujols tendría que estar preocupado de que aún no ha bateado hits en la Serie Mundial. Pero el bateador más temido de las Grandes Ligas tuvo que rendir cuentas el viernes por andar a las escondidas. Un error del dominicano, que no cortó un tiro desde el jardín central durante el noveno inning, impactó en la definición del segundo juego del Clásico de Otoño.
La pifia permitió a los Rangers colocar a los corredores —Ian Kinsler y Elvis Andrus— en posición de anotar sin outs. Elevados de sacrificio de Josh Hamilton y Michael Young remolcaron las anotaciones con las que Texas le dio un giro al partido para imponerse 2-1 y empatar la serie una victoria por bando.
¿Qué le pasó a Pujols? ¿Por qué no pudo cortar el tiro de Jon Jay tras el sencillo de Andrus? ¿Se fijó en Andrus?
Todo el mundo se quedó esperando por una respuesta de Pujols. Finalizado el juego, la prensa no pudo encontrarle en el vestuario. Se había ido de inmediato, al igual que sus compañeros Yadier Molina, Lance Berkman y Matt Holliday. O sea, los cuatro veteranos no aparecieron y no hablaron tras una dura derrota.
Para averiguar la versión de lo ocurrido en la secuencia de ese noveno inning se tuvo que escuchar a Jay, cuya trayectoria en las mayores es de apenas dos años frente a los 11 de Pujols.
Jason Motte también sacó la cara tras malograr su primera oportunidad de rescate en los playoffs y que había retirado a 27 de los 28 bateadores previos que había afrontado.
Andrus se explayó a fondo sobre la jugada al mencionar que se percató que la pelota le pasó de largo a Pujols y no lo pensó dos veces para irse a segunda.
A Pujols le llovieron críticas el viernes por desaparecerse en un momento aciago para su equipo, además de reproches por pasarle compañeros con menos jerarquía la papa caliente de responder a las preguntas.
El viernes, durante el día de descanso de la serie, el manager de los Cardenales Tony La Russa trató de encontrar un justificación a la ausencia de Pujols y las otras tres estrellas.
Según La Russa, todo fue un malentendido. El cuarteto quería empacar las maletas para el viaje a Texas y estar con sus familiares. También que ningún periodista pidió hablar con ellos.
"Estoy al tanto de las críticas y es algo que me ofende debido a que la forma de actuar de nuestra organización es 180 grados a lo que se está pintando", dijo La Russa. "Nadie preguntó por ellos y se fueron. Tenían otras cosas que hacer".
Pujols también insistió que nadie quiso hablar con él. "Yo creo que eso no es 'fair' (justo), porque yo estuve una hora y media el día anterior y anoche estuve 20 minutos y nadie me vino a buscar y me fui", afirmó. "Y ya todo el mundo quiere decir que no quise hablar con los periodistas. No creo que eso sea realista".
El problema en torno a la explicación de La Russa y Pujols es que peca de ingenua. ¿Qué ningún reportero estaba interesado por una súper estrella que cometió un error que esencialmente abrió las puertas a una derrotas? ¿Qué nadie quería hablar con alguien que pudo haber disputado su último partido con los Cardenales en San Luis debido a que será agente libre al final de la Serie Mundial?
Rehuir a hablar pasa a cada rato, pero eso se da en un juego normal y corriente en el mes de mayo ... durante la temporada regular. Se exime. Esta es la Serie Mundial, la tercera en la carrera de Pujols Cada jugada se desmenuza hasta el último detalle, sea buena o mala, en el máximo escenario.
Nadie cuestiona la clase de Pujols como pelotero, el primero en la historia en conectar 30 jonrones, remolcar 100 carreras y batear para .300 en cada una de sus primeras 10 campañas.
Pero no siempre se le va a preguntar por sus hazañas tanto con el bate como con el guante. También se le debe preguntar sobre sus pobres números en sus participaciones en la Serie Mundial en la que acumula promedio de .222 (ocho hits en 36 turnos) con un jonrón y dos remolcadas.
"Es parte del juego. No hay que frustrarse", dijo. "Es el mismo juego. Lo que pasa es que hay más gente pendiente, pero es el mismo juego. No te puedes presionar. Debo hacer lo de siempre. Salir a jugar y a ejecutar".
También reconoció su error en la jugada del jueves al decir que "le quité la vista a la bola y la perdí". Y hasta bromeó con sus compañeros tras la práctica del viernes: "¡Asegurénse de no irse! ¡Hablen primero con la prensa!".
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