Los primeros presagios, vista la tranquilidad del jugador sobre el césped, no parecían malos, por más que pidiera el cambio. Pero eran mucho peores. David Villa retó a dos zagueros del Al Sadd en una carrera, en un balón largo sin dueño entre el defensa y el portero, y la ganó. Pero al finalizar la jugada, con un remate flojo, escuchó un chasquido demoledor. Las imágenes eran de lo más esclarecedoras, con el hueso asomándole por la media. Villa se rompió la tibia y estará alrededor de seis meses de baja...
El futbolista fue trasladado al hospital Yokohama Rosai de urgencia -"para hacerle más pruebas", según el comunicado médico azulgrana- y queda por ver si también se ha fracturado el peroné, algo muy habitual en estos casos.
Esta es la peor de las noticias para el extremo, que había perdido incidencia en el Barça en los últimos duelos, ratificada con la suplencia en el clásico ante el Madrid. Alexis por un lado y Pedro o Cesc parecían haberle tomado la delantera en las alineaciones de Guardiola, e incluso Cuenca, del filial. El Guaje, sin embargo, nunca puso una mala cara ni se quejó. "Estoy para lo que diga el míster", respondía. Pero sabía que a la vuelta de la esquina está la Eurocopa, competición que ya ganó en 2008; cita que podía ratificarle aún más como el máximo goleador (51) en la historia de España.
Hace unos días, sin embargo, Guardiola aseguró que Villa no jugaba tanto porque "tiene un pequeño problema en la tibia, una fisurilla, que es muy doloroso. Pero él aguanta y aguanta porque es muy fuerte y muy competitivo". En el campo del Yokohama, sin embargo, todavía sin saber si era la misma tibia, no resistió. Villa, tranquilo, pidió el cambio, no hizo muecas desmesuradas de dolor en la camilla y tampoco pareció indicar que estaba roto. Pero la imagen no mentía y Villa se rompió la pierna. Un peaje demasiado caro para el Barça, que ganó el partido (0-4).
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