Craig Lewis sobrevivió gracias a un dispositivo externo. Finalmente, falleció por una enfermedad paralela. Lewis padecía una infección cardíaca ocasionada por la producción anormal de malas proteínas (amiloidosis), una enfermedad que le causaría una muerte inevitable y de la que ni un marcapasos hubiera podido salvarlo. No obstante, los doctores Billy Cohn y Bud Frazier -miembros del Texas Heart Institute- propusieron una innovadora solución: reemplazar el corazón por un dispositivo llamado continuous flow (circulación continua), que permite que la sangre paciente siga fluyendo sin ningún pulso...
El padecimiento del enfermo se agravaba día a día, al punto que los expertos acabaron dándole apenas 12 horas de vida. Por ello, con la autorización de la esposa del paciente, los médicos instalaron el aparato en marzo del 2011, tal como publica National Public Radio. Había sido solamente probado en animales. La intervención resultó exitosa y al día siguiente el paciente ya estaba despierto y hablando. Pero desgraciadamente falleció a las cinco semanas a causa de una enfermedad subyacente. Un documental, que recuerda el logro de Cohn y Frazzier, fue difundido por Vimeo.
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