La cuarta mujer más rica del mundo, Gina Rinehart, asegura que sus sucesores nunca tuvieron un trabajo real y que "no tienen las habilidades para administrar la fortuna". Sus descendientes la enfrentan en la Justicia. La australiana Georgina "Gina" Hope Rinehart heredó su fortuna por ser la hija del magnate minero Lang Hancock. En la actualidad, es la cuarta mujer más rica del mundo según Forbes, con 18 mil millones de dólares. Pero el camino que ella recorrió no es el mismo que quiere para sus sucesores...
Esta empresaria del sector minero considera que tres de sus cuatro hijos no tienen la "capacidad o habilidad requerida, o el conocimiento, la experiencia, juicio o una responsable ética de trabajo para administrar el fideicomiso como parte del crecimiento del grupo HPPL", según consigna el periódico The Wall Street Journal. El caso ya llegó a la Justicia australiana, puesto que John Hancock, Bianca Rinehart y Hope Rinehart Welker iniciaron acciones legales contra su madre sobre el control de los activos de la empresa familiar. Al morir el padre de Gina Rinehart, sus hijos también tenían derecho a heredar acciones, pero la empresaria lo prohibió.
El 3 de septiembre del año pasado, Rinehart envió una carta a sus hijos por medio de la cual les dio un día hábil para firmar un acuerdo sobre la fortuna o enfrentar la "ruina financiera", a través de un proyecto de ley de impuesto sobre las plusvalías. Por su parte, los sucesores dijeron que la conducta de su madre resulta "engañosa, manipuladora, irremediablemente conflictiva y vergonzosa". Y agregaron: "Esa carta fue como un arma en la cabeza". Además, la empresaria minera alega que los chicos son inadecuados "para administrar el fondo", y que sería del mejor interés de los beneficiarios "forzarlos a trabajar". Más allá de los desencuentros familiares, la batalla legal ya abrió el debate en Australia, donde se preguntan si la responsabilidad no es de la madre, a cargo de la crianza de sus hijos.
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