Envió 11 buques chinos a las islas Senkaku-Diaoyu, administradas por Tokio y reclamadas por el gigante asiático. Este movimiento coincide con el aniversario de la invasión japonesa en China en 1931, lo que ha motivado a miles de personas para marchar contra Japón en varias ciudades chinas.
Por si fuera poco, la página nipona Yumeki, citando a la Radio Nacional china, denuncia que alrededor de 1.000 barcos de pesca chinos se están acercando al archipiélago reclamado por China desde este lunes. China dice que la presencia de los navíos se debe a que quieren proteger a los barcos.
En Pekín, filas de policías mantienen a los manifestantes alejados de la embajada de Japón, pero aún así, algunos han lanzado botellas y huevos.
Las manifestaciones llegan después de varios días de protestas antijaponesas por una disputa territorial de larga data que los dos países asiáticos tienen sobre un archipiélago en el Mar Oriental de China.
El viernes pasado, Pekín envió seis navíos similares en torno de las islas Diaoyu, llamadas así por los chinos y Senkaku por el Japón.
China y Japón se están enfrentando sobre este grupo de islas deshabitadas en el Mar Oriental de China como parte de una larga disputa que resurgió la semana pasada cuando el Gobierno japonés decidió comprar algunos de los territorios a un propietario privado de su nación. La maniobra, que hizo enojar a Pekín, tuvo la intención de evitar lo que el Gobierno japonés temía podía ser un plan provocativo del gobernador de Tokio para comprar y construir instalaciones en las islas.
La ola de protestas ha provocado la suspensión de las operaciones en China de algunas de las empresas japonesas más importantes, que han cerrado por lo que consideran el “día de la rabia” en China.
Dichas protestas han alimentado el rencor al vecino, que ocupó buena parte de China desde 1931 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Precisamente, este martes se cumplen 81 años de la sangrienta invasión de Manchuria (noreste de China), una efeméride que amenaza con volver a disparar la tensión.
Consciente de que su mercado tiene la fuerza de 1.350 millones de potenciales consumidores, China intenta presionar al Gobierno nipón en la disputa por las islas Senkaku-Diaoyu, despobladas, pero, al parecer, ricas en gas, bancos de pesca y yacimientos submarinos de petróleo.
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