La teniente Heather Penney recibió la misión de estrellar su nave contra el vuelo United 93. Dijo que no hubiese desobedecido si su padre hubiese sido uno de los pilotos. La teniente Heather Penney y el coronel Marc Sasseville fueron los primeros pilotos de aviones de combate F-16 que, después de que dos comandos terroristas tomasen control de aviones comerciales y los llevaran a estrellarse en el World Trade Center, recibieron órdenes de levantar vuelo en defensa del espacio aéreo de Washington DC. Los extremistas ya habían conducido otro avión para inmolarse en el Pentágono. Una cuarta nave -el vuelo United 93- estaba bajo su control y se temía que lo estrellaran contra el Congreso o a la Casa Blanca...
Por falta de tiempo, Penney y Sasseville tuvieron que levantar vuelo sin munición ni misiles en su avión, con órdenes de colisionar el Boeing 757 si era necesario para impedir el ataque. En esa mañana de septiembre de 2001, mientras volaba, la teniente sabía que su padre John podía ser uno de los pilotos al mando de alguna de las aeronaves, ya que su padre trabajaba para United Airlines y cubría con frecuencia la ruta hacia la costa Este. Penney no tenía forma de saber si aquella terrible mañana su padre estaba en la cabina del vuelo 93 de United o no. "Teníamos que proteger el espacio aéreo como fuera", explicó The Washington Post.
Los pasajeros y la tripulación del vuelo United 93, enterados por teléfono celular de los otros ataques terroristas, se organizaron para tratar de cambiar su destino y la lucha terminó con la caída del avión en Pensilvania y la muerte de todos sus ocupantes. "No había forma de que yo supiera si él estaba ahí, y tampoco hubiese cambiado en absoluto lo que yo debía hacer", añadió. En tanto, su padre aseguró: "Heather es una piloto de combate, yo soy piloto de combate". Aunque John nunca tomó ese vuelo, para los Penney sigue siendo un trago amargo. Jason Dahl, el piloto de aquel avión y una de las víctimas, había sido compañero de entrenamiento de John en United.
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