Además de restaurantes, comercios de todo tipo y muchos free-shops, tiene pileta, jardines y hasta habitaciones para dormir. Es tan grande que tiene un tour para recorrerlo. Conózcalo. El aeropuerto Changi de Singapur no tiene rival a nivel internacional. Desde que se abrió en 1981 ganó más de 370 premios de revistas y organizaciones especializadas en turismo. Ofrece comodidades para todo el mundo que, en la mayoría de los aeropuertos, son para pasajeros de primera clase. Aquí se mencionan algunas de ellas...
Áreas especialmente preparadas para dormir o ver televisión en caso de demora de un vuelo, bares premium, Internet gratis y hasta escritorios para trabajar. Un cuarto para dormir cuesta US$ 23 por tres horas. Una ducha, seis dólares. La pileta es gratis para los pasajeros que están hospedados en los hoteles del aeropuerto y cuesta US$ 11 para el resto.
Asimismo, repara en detalles que parecen insignificantes pero no lo son. La música funcional es agradable. Cuando una aerolínea hace un anuncio, el volumen de éste no es molesto. La apuesta de Changi con todos estos servicios es fomentar el gasto dentro de su espacio y elegir a Singapur como lugar de conexión con otros destinos. El año pasado, sus comercios alcanzaron una facturación récord de US$ 1.000 millones. Entre ellos, se destacó un parque de diversiones para niños de cuatro pisos.
La terminal 3, inaugurada en 2008, es una ciudad en sí misma. Tiene su propio vivero, tiendas para lavar ropa, un centro médico, consultorio de dentista, farmacia, supermercado. Changi es el aeropuerto número 18 del mundo en cantidad de pasajeros y es más pequeño que el JFK de Nueva York y Shcipol de Amsterdam. Cuenta con 28 mil empleados y está en permanente necesidad de más personal.
Otra particularidad es el Jet Quay, un espacio destinado exclusivamente para famosos, gobernantes y millonarios. Por US$ 1.150, una limusina busca al pasajero a la salida del avión o por US$ 62 una persona guía al pasajero en todo su trayecto por el aeropuerto.
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