Por allá por el 2005, Facebook se encontraba estrenando sus flamantes primeras oficinas centrales de Palo Alto, California, y necesitaban pintar algunas paredes. Como ahí son todos excéntricos, no podía ser un color o algo simple. No. Entonces Sean Parker, fundador de Napster y por esos días presidente de Facebook, se le ocurrió que el artista David Choe era el indicado para pintar murales con contenido sexual gráfico. Accedió y Parker le ofreció un pago en efectivo por algunos “miles de dólares” o cederle el equivalente en acciones de la compañía que aún estaba en pañales...
Yo, que no me caracterizo por ser un tipo particularmente visionario, de seguro hubiera aceptado el dinero en el mismo momento (y por más que vayan a decir lo contrario, sé que la inmensa mayoría, también). Choe -un tipo especial- eligió quedarse con los papeles de la compañía. Hoy, cuando Facebook está a pasos de abrirse a la bolsa, dicho pago hoy equivale a alrededor de USD $200 millones (en base a un valor de mercado en torno a los USD $100 mil millones). Estaría cobrando siete años después, pero por Dios que valió la pena la espera.
Lo interesante es que Choe tampoco le tenía mayor fe a la nueva red social y en esa época sostuvo que pensaba que Facebook era “ridículo e inútil”, pero igual tomó su diminuto paquete accionario a cambio de su arte (posteriormente, en 2007 y también el año pasado, fue llamado por el propio Mark Zuckerberg para pintar murales un poco más recatados en las nuevas-nuevas oficinas). ¿Qué tal?
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