Un parque de diversiones de California se convirtió en pesadilla para quienes subieron al Windseeker. Una falla los demoró durante más de tres horas en el aire. El parque Knott’s Berry Farm, en el sur de California, Estados Unidos, fue el lugar elegido por los turistas para pasar un momento divertido y emocionante.
Estar sentado, dando vueltas en círculo y a más de 100 metros de altura no es algo que le guste a todo el mundo. Pero quedarse varado en esa situación no le debe gustar a nadie.
Eso es lo que les sucedió a unos 20 visitantes del Windseeker, el juego mecánico que eleva a los pasajeros con una mínima protección y deja las piernas colgando en el aire. Según la web oficial de Knotts, el entretenimiento dura tres minutos. Pero allí quedaron estacionados por más de tres horas cuando una falla aun no determinada -la segunda en una semana- activó la alarma de seguridad y el juego se detuvo.
Eran cerca de las 16:00 horas. Y el tiempo empezó a correr. Nadie esperaba el inconveniente, y mucho menos que durara el tiempo que duró. “Tengo un poco de miedo a las alturas, así que la primera hora y media fue un poco sobrecogedora”, dijo Dona Garrison al bajar, cuando la noche ya había caído sobre la zona. El suplicio se alargó de tal manera que le dio tiempo a los canales de TV de llegar al lugar y registrar el hecho con un helicóptero que rodeaba el anillo de asientos.
Jimmy Garrison, esposo de la mujer con vértigo, la tranquilizaba haciéndole notar el grosor de los cables de acero que sostenían la estructura: “Eran así de grandes”, contó extendiendo sus dedos al máximo ante los periodistas que lo recibieron en tierra.
“Al mirar la estructura te das cuenta de que no te vas a caer”, dijo con una suficiencia que no todos sus compañeros de aventura pudieron conservar, ni siquiera mirando el asunto desde abajo.
Cybill Giacomaro tenía a su hija varada a 120 metros de altura. Y no le causaba ninguna gracia: “Estaba muy nerviosa y asustada. Después de una hora, comencé a ponerme histérica”, admitió.
Si bien no se han comunicado el inicio de alguna demanda a causa de este percance, no parece ser Jim Garrison el que vaya a hacerlo: “Lo único malo es que para ver la puesta de sol tenía que darme vuelta. Y tenía sed. Pero al bajar me dieron una botella de agua y una remera gratis”, se conforma.
La leyenda que luce la remera es todo un símbolo: “I survived the WindSeeker” (Yo sobreviví al WindSeeker”).
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