Una frase mal dicha, o más bien, malinterpretada, puede causarte muchos problemas en distintos aspectos de la vida. Desde un despido, hasta que te boten de casa sin derecho a protestar… Por eso, muchos (aunque no todos) aprendemos el duro arte de pensar antes de hablar, sobretodo en momentos de ira. Sin embargo, con esto de Internet y su inmediatez, a más de uno el proceso se le ha complicado: ”Primero pienso, luego lo tuiteo”, debería ser el orden lógico, pero no es así en todos los casos… Es por esto que una avispada empresa aseguradora de Canadá está estudiando la posibilidad de sacar una nueva línea de seguros que incluya una póliza contra los tuits “estúpidos”. ¿Cuántas veces has tuiteado lo primero que se te viene a la mente? ¿Cuántas veces a mandado a tu jefe a freirse en aceite, para inmediatamente después de drenar tu ira en 140 caracteres recordar que el sujeto en cuestión es tu “follower”? Seguro que más de una vez has creído, inocentemente además, que con borrar un tuit el problema estaba resuelto… Y luego caíste en cuenta de lo iluso que eres.
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