jueves, 23 de junio de 2011

Cumple 50 años el tratado que “salvó” a la Antártica.

En el último siglo, el mundo ha presenciado una frenética carrera en busca de recursos naturales -en particular combustibles como el petróleo y el gas- considerados como la base del crecimiento económico. El interés por estos recursos conoce pocas fronteras: incluso el Polo Norte es actualmente centro de una disputa entre varios países que pretenden acceder a las enormes reservas de “oro negro” que yacerían bajo el Ártico...

Y es que el calentamiento global está provocando un fuerte deshielo que está dejando más expuestos a estos valiosos depósitos. Pero el Ártico no es el único terreno “virgen” codiciado por sus cuantiosas reservas naturales, que padece los efectos del derretimiento de su superficie. También la Antártica, en el polo opuesto, esconde una gran cantidad de recursos minerales y petrolíferos. Sin embargo, el llamado continente blanco no corre riesgo de ser explotado por sus riquezas. Esto es gracias a la firma de un acuerdo internacional que este jueves cumplió 50 años de vigencia.

El Tratado Antártico: El Tratado Antártico fue firmado en 1959 por 12 países: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Sudáfrica y la Unión Soviética. Dos años después -el 23 de junio de 1961- entró en vigor. El histórico acuerdo, que con los años sumó un total de 48 países adherentes, congeló indefinidamente las ambiciones territoriales de las naciones que reclamaban derechos de soberanía sobre la Península Antártica. Pero además, prohibió expresamente la explotación de los recursos naturales de ese continente. “El gran valor del tratado es que protegió todos los recursos de la Antártida, si no hubiera existido ocurriría lo que está pasando hoy en día con el Ártico”, señaló a BBC Mundo la coordinadora del Programa Antártida y Océano Austral de la Fundación Vida Silvestre Argentina, Verónica Cireli. Cireli y otros expertos en medio ambiente participan esta semana de la XXXIV Reunión Consultiva del Tratado Antártico, que se realiza en Buenos Aires. La capital argentina fue designada en 2004 sede permanente de la Secretaría del Tratado.

Ciencia y cooperación: En un acto para conmemorar el 50º aniversario de la entrada en vigencia del tratado, el canciller argentino, Héctor Timerman, destacó que el acuerdo “se ha erigido en un ejemplo elocuente de cómo los Estados pueden, unidos por un objetivo común, sumar esfuerzos y cooperar para desarrollar la ciencia y proteger el medio ambiente”. El Tratado Antártico establece “la libertad de investigación científica” en ese continente y prohíbe “toda medida de carácter militar”, incluyendo las pruebas de armamento nuclear. El acuerdo también permite que se realicen actividades turísticas en la península, algo que ha crecido en los últimos años con la llegada de un mayor número de cruceros, provenientes del Cono Sur. Según Cireli, tanto las actividades científicas como las turísticas están dejando su huella en el continente blanco, y deberán ser más reguladas. Este es uno de los temas que se abordarán durante la reunión en Buenos Aires, que culmina el 1ero de julio. “El Tratado no es perfecto y aún hay cosas que se pueden mejorar para conservar a la Antártica, pero es un ejemplo de cómo se puede proteger un ambiente único”, resaltó la ambientalista.

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