Este año la población mundial alcanzará los 7.000 millones. Con más bocas que alimentar, ¿podría la carne sintética ayudar a satisfacer la creciente demanda?...
Por ahora, el futuro de la carne es todavía una pequeña masa blanca de músculos en una placa de Preti de laboratorio.
"Aún tenemos mucho por hacer. Hemos logrado grandes mejoras, pero sigue pareciendo un músculo distrófico porque no sabemos exactamente cómo reforzarlo", admite el catedrático Mark Post, fisiólogo de la Universidad de Maastricht, en Holanda.
Para los ingenieros de tejidos como Post, la meta es crear carne sintética que se parezca a la real y sepa tan bien como ella. La idea tal vez no resulte apetitosa para muchos, pero la producción de carne sintética podría un día llegar a ser una necesidad.
Según proyecciones de Naciones Unidas, el 31 de octubre de 2011 en el mundo habrá más de 7.000 millones de personas y en 2050 seremos más de 9.000 millones.
Los seres humanos dependen de los animales para la carne y los productos lácteos, lo que implica una presión considerable sobre los recursos y los bienes raíces de la Tierra, que ya están al límite.
¿Ciencia ficción?
Desde una perspectiva que todavía pertenece a la ciencia ficción, la tecnología para crear carne podría incluso ofrecerles una fuente de proteínas a los astronautas en misiones de larga duración o a los colonizadores de otros mundos.
En 2002, un proyecto financiado por la agencia espacial de Estados Unidos, NASA, produjo músculo comestible en un laboratorio a partir de peces de colores.
"La gente la llama carne in vitro o cultivada", dice el Dr. Vladimir Mironov, uno de los pioneros de la carne sintética, quien señala que mucha gente rechaza la idea instintivamente porque no entienden cómo funciona.
"Es el síndrome de Monsanto", dice, refiriéndose a la compañía estadounidense que produce semillas modificadas por vía genética. "Cuando uno usa la palabra 'ingeniería', la gente piensa automáticamente que uno está trabajando con ingeniería genética, lo cual no es cierto. Se trata de tecnología orgánica", explica.
Mironov agrega que ya comemos muchos alimentos sintéticos, en cosas como el pan y el yogur.
ADN intacto
A diferencia de los alimentos modificados genéticamente, el ADN de la carne cultivada quedaría intacto (a no ser que haya una demanda de carne "de diseño") y no tendría las inestabilidades genéticas que afectan a los animales clonados. En su lugar, la tecnología que ahora se desarrolla en laboratorios imitaría a la naturaleza, replicando el proceso normal de desarrollo de la carne, pero sin incluir al resto del cuerpo.
La carne sintética se cultiva aislando las células madre de un animal vivo y estimulándolas para que se dividan y se transformen en músculo. Las investigaciones recientes de Mironov tuvieron lugar en la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Charleston, Estados Unidos, y él llama a su carne "Charlem", una abreviación en inglés de "carne de Charleston creada por ingeniería (orgánica)".
Charlem se crea a base de células madre de pavo, aunque el proceso de cultivo es similar para otras especies de animales.
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