Cuando Novak Djokovic se dio cuenta que era el campeón de Wimbledon, se derrumbó en el piso y acarició el césped, como si estuviese en su cama...
Fue una celebración perfecta para un tenista cuya tenacidad para cubrir cada rincón de la cancha fue vital para poder destronar 6-4, 6-1, 1-6, 6-3 al campeón vigente Rafael Nadal en la final de ayer. Djokovic será el nuevo número uno del mundo, desplazando al español, a partir hoy lunes.
También extendió su dominio sobre Nadal esta temporada, al hilvanar una quinta victoria en fila. Después que le estrechó la mano a Nadal en la red, Djokovic volvió a la cancha y se agachó. Arrancó algo de hierba y se la llevó a la boca. "Cuesta mucho describir esto con palabras, salvo que este es el mejor día de mi vida, el día más especial de mi vida", dijo Djokovic, quien arrojó tres de sus raquetas al público antes de recibir el trofeo de campeón. "Este es mi torneo favorito, el torneo que siempre soñé ganar", dijo.
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