La que terminó anoche fue una Serie del Caribe que dejó un sabor agridulce entre los seguidores del béisbol. El certamen volvió a carecer de figuras (un escenario que con el paso de los años se acentúa más), el estadio no atrajo público considerable y el arcaico formato de competencia jugó en contra de la organización. El campeonato logrado por el Escogido, además de una organización que no dio espacio a críticas, salvó un torneo gris...
Las quejas de esta edición fueron las mismas de la que la antecedió en el país en 2008, a pesar de la presencia en aquella de Licey y Águilas. De los 120 jugadores que fueron inscritos en el torneo, apenas nueve (el 7,5%), están protegidos en las nóminas de 40 hombres para los campos de entrenamientos que se abren el próximo domingo, el primer cedazo para calar a Las Mayores. De los cuatro equipos, el dominicano (con siete) fue el que más llevó, México no tuvo ninguno, mientras que boricuas y venezolanos tuvieron uno, cada uno, lo que habla por sí solo del nivel de las figuras que entre el dos y siete jugaron un torneo que tiene el mismo formato del primer torneo, en 1949.
En un torneo donde el lanzador de más cotización fue Francisco Liriano (un zurdo con efectividad de 4.19 de por vida en seis temporadas en Las Mayores), la ofensiva fue tan pobre que no fue sino hasta el noveno partido (de los 12 que tiene el calendario) y dos equipos terminaron con promedio colectivo por debajo de .200. Aquí no vinieron prospectos, los jugadores titulares en el Big Show se pueden contar con los dedos de una mano y sobran la mayoría. Fue una enorme cantidad de veteranos, cuyos mejores días ya pasaron.
El nivel de ocupación de las tribunas del parque Quisqueya no fueron ni la sombra de lo que ocurrió en la serie final entre Águilas y Leones, atribuido por diferentes sectores a los precios de las boletas (entre US$5 y US$70). Ni el arranque perfecto en las primeras cuatro fechas de la novena anfitriona, ni la vieja rivalidad con Puerto Rico o la nueva con Venezuela fueron estímulos suficientes para motivar al público a respaldar a los escarlatas. Los mexicanos jugaron como locales ante los tres equipos, respaldados por su colorida y fiel afición.
Y, como si todo esto fuera poco, la definición del torneo en la primera jornada de la quinta fecha estropeó el interés de los últimos tres partidos. El clamor es a una voz sobre el formato. Desde directivos de las ligas hasta fanáticos, pasando por periodistas y patrocinadores, el pedido para que se establezca un nuevo esquema de competencia sólo encuentra obstáculo en la oficina de la Confederación de Béisbol del Caribe, que preside Juan Francisco Puello Herrera.
"Creo que pensando a futuro tenemos que hacer cambios. Una de las cosas es que el campeón debe titularse jugando, creo que debe cambiarse urgentemente el formato", dijo José Grasso Vecchio, presidente de la Liga Venezolana de Béisbol, mientras presenciaba un partido. "Todos los años yo lo planteo, todos los años me dicen que lo van a estudiar y pasa un año rápido y seguimos con el mismo formato, estoy muy preocupado", afirmó Grasso, que entiende es inminente la inclusión de más equipos.
A su juicio, una iniciativa que podría permitir que más figuras se integren es llegar a un acuerdo con las Grandes Ligas para que los toleteros que jueguen en la serie se puedan integrar más tarde a los entrenamientos de Florida y Arizona. "México y Venezuela están muy interesados en que este formato se cambie, que esto se revolucione, ya llegó la hora de que se dé un cambio para repotenciar el torneo", dijo Grasso.
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