Gracias al cuerpo que dejamos al morir, la medicina ha hecho grandes avances. ¿Qué sería de los futuros doctores sin la morgue? Incontables hallazgos son debidos al estudio de los cadáveres. Lamentablemente esta demanda genera con frecuencia un mercado negro que se sustenta en el robo y con fines lucrativos. Pero no todo es subterráneo. Un estudio publicado por CNBC revela la existencia -en este caso en los Estados Unidos- de un comercio legal de partes del cuerpo humano por empresas que las obtienen de donaciones voluntarias y las venden a laboratorios y hospitales para investigación y ensayos médicos. Por ejemplo, una columna vertebral que será usada para testear implantes ortopédicos cuesta unos 900 dólares, mientras que manos y antebrazos -destinados a practicar difíciles técnicas de cirugía- cuestan cerca de 400 dólares. Los hombros son algo más caros -500- porque acondicionarlos para su venta es un poco más difícil. El corazón, útil para ensayar operaciones y estrenar nuevas técnicas quirúrgicas antes de practicarlas con los vivos, cuesta 500 dólares. El transplante de córnea puede devoler la vista a muchas personas y eso explica su alto precio: 6.000 dólares el par. Los cirujanos también valoran los riñones y otros órganos internos que les permiten hacer ensayos de operaciones. El precio varía entre 300 y 500 dólares. Una cabeza humana entera se cotiza en 6.000 dólares. Sirve para que cirujanos plásticos y traumatólogos practiquen las nuevas técnicas. La misma utilidad tiene el cerebro para los neurocirujanos que pueden ensayar en él la extirpación de un tumor, por ejemplo: US$ 600. Los ortopedistas también valoran las rodillas y otras coyunturas para practicar técnicas de cirugía no invasiva. Cada rótula vale 650 dólares. Los tendones también son usados en ortopedia para reemplazar a los dañados y eso explica su precio: US$ 1000 cada uno.
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