El máximo tribunal analiza la validez del caso en el que 1,5 millones de empleadas y ex empleadas acusan a Wal-Mart de discriminación sexual, algo que podría costarle a la cadena una indemnización de miles de millones de dólares. Las grandes empresas estadounidenses siguen con atención el caso que se abre este martes en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, que puede modificar toda la jurisprudencia de discriminación laboral. Si, al contrario, falla a favor del principal empleador privado del país, podría estar condenando cualquier otro intento de demanda colectiva por discriminación. Wal-Mart impugna la posibilidad de que todas las mujeres que hayan sido sus empleadas desde 1998 puedan demandar a la empresa bajo los mismos cargos. Los potenciales reclamos podrían ascender a miles de millones de dólares. En 2001, siete empleadas de Wal-Mart presentaron una demanda por discriminación, afirmando "recibir menores salarios que los hombres en puestos comparables, pese a una mejor calificación y mayor antigüedad". En 2007, en primera instancia, un juez federal las autorizó a representar en su nombre a la totalidad de las empleadas de Wal-Mart desde diciembre de 1998, cerca de 1,5 millones de personas. La decisión fue confirmada en abril de 2010 por el Tribunal de Apelaciones de San Francisco por estrecha mayoría de 6 votos contra 5 y fue apelada por Wal-Mart ante la Corte Suprema.
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