os pilotos, mecánicos, ingenieros e invitados tienen a su disposición una extensa oferta culinaria los fines de semana de carrera. Son "máquinas" diseñadas para soportar cinco veces la fuerza de la gravedad, desplazarse a más de 300 kilómetros por hora, aguantar durante casi dos horas temperaturas superiores a los 50º centígrados y controlar más de 200 pulsaciones por minuto en el fragor de un Gran Premio. Son los pilotos de Fórmula Uno del siglo XXI, seres humanos que se van transformando desde temprana edad hasta convertirse en superatletas con gran fortaleza física, poder mental y resistencia aeróbica. Atrás quedaron los años de los caballeros del volante como Juan Manuel Fangio, quien logró su último título a los 46 años de edad, o el playboy británico James Hunt con su adicción al tabaco y el alcohol. Las exigencias en 2011 son diferentes en un deporte que cada vez premia más la juventud como se ha visto en los últimos seis años, período en el que se ha roto la marca de campeón más joven en tres ocasiones. "No hay otro deporte tan demandante físicamente como Fórmula Uno", afirmó en una ocasión el finlandés Heikki Kovalainen. ¿Pero qué tan difícil puede ser conducir un auto que cuesta millones de dólares y goza de la más alta tecnología para girar lo más rápido posible en un circuito? "Si no fuéramos atletas nos presentaríamos y correríamos, pero si no estás físicamente y mentalmente preparado no podrás ser exitoso en F1", aseguró el actual piloto de Lotus.
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