No hay pan, ni arroz ni pasta. Los cajeros de los bancos no entregan dinero. El Gobierno pidió a la población que no acopie combustible y distribuye alimentos. La escasez de gasolina se acentúa en las zonas más afectadas por el terremoto y el tsunami del día 11, lo que entorpece las tareas de rescate y la evacuación. En otros puntos del país, la gente llena bidones como medida de precaución. Lo mismo ocurre con los alimentos, cuya compra desmesurada ha dejado algunos estantes vacíos en supermercados de ciudades como Tokio. El Ejecutivo nipón reaccionó en bloque para garantizar el suministro de comida y combustible. El ministro de Defensa, Toshimi Kitazawa, anunció que su departamento ha sacado las reservas de combustible de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército). Al mismo tiempo, su homólogo de Agricultura, Michihiko Kano, informó que su ministerio va a dar salida a las provisiones de arroz.
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