Una corte rusa ordenó confiscar una planta nuclear construida sobre un barco, la primera de su tipo, que todavía no ha sido usada y que está en proceso de terminar su construcción. La “Akademik Lomonosov” no ha sido víctima de preocupaciones de seguridad ni medioambientales, sino que su confiscación se debe a un problema distinto: la bancarrota. Se trata de un enredo que va así: la empresa que construye la planta flotante, Baltiysky Zavod, es controlada por empresas más grandes, que están en proceso de bancarrota...
Así, los activos de la compañía, incluyendo el barco, están siendo demandados por los acreedores. En este escenario, la empresa nuclear estatal, Rosatom, le pidió a la corte que protegiera al barco nuclear para proteger su inversión en el proyecto. Rosatom anunció los planes para la primera planta nuclear flotante en 2009, con la idea de mandarlas al ártico, donde podrían energizar máquinas que extraen petróleo y gas en el mar. Sin embargo los retrasos y dificultades que ha tenido el Akademik Lomonosov pueden haberle quitado las ganas de seguir con esta idea. La construcción del barco está retrasada – originalmente debía entregarse en 2010 – y ahora ha entrado además en problemas judiciales. El Akademik Lomonosov tiene como misión entregar energía a los pueblos costeros en la zona de Kamchatka. Rosatom señaló que, pese a la confiscación, esperan que el barco les sea entregado en 2012.
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