El establecimiento de un impuesto sobre los intereses generados por los ahorros a las personas físicas no es una buena propuesta, y su implementación sería más perjudicial que beneficiosa para el país.
Además, penalizar el ahorro con un 10% fortalece el mercado informal e influye en la fuga de capitales, pues convencería a los ahorrantes de convertir sus pesos en dólares.
Así está planteado en la página Web de la Asociación de Bancos, en la que se afirma que si bien un impuesto a los ahorros generaría ingresos al fisco, éstos serán pequeños e insignificantes para compensar los costos asociados a su adopción.
Para el presidente de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Oscar Rivera, aplicar un impuesto al ahorro sería un pecado mortal, pues es absurdo que se penalice a quienes ahorren. Mientras José Manuel López, presidente de la ABA, afirma que el sector está sujeto a una alta carga fiscal y cuasifiscal que supera el 60% de sus utilidades anuales y cita varios impuestos que pagan incluyendo un 1% sobre los activos financieros productivos.
El proyecto de reforma fiscal anunciado por el gobierno que grava los intereses de los ahorrantes es una competencia desleal que crea discriminación que conllevará a que la gente mude su capital, a juicio de Edgar Barnichta Geara, experto tributario.
De acuerdo al proyecto de reforma fiscal del gobierno, los intereses percibidos por las personas físicas de instituciones financieras reguladas por las autoridades monetarias; así como del Banco Nacional de la Vivienda y de las Asociaciones de Ahorros y Préstamos estarán gravados con una tasa de diez por ciento (10%).
Para Barnichta Geara, empezar con un 10 por ciento de impuesto a los intereses es muy alto, y lo ideal hubiese sido un impuesto selectivo al consumo de un 5% o un 6%, pero no como se está planteando ahora en la propuesta de reforma fiscal que plantea el gobierno.
Estima que esa propuesta de ley crea discriminación y competencia desleal en perjuicio de las entidades financieras bancarias porque le están gravando los intereses que se perciben, pero están dejando exentos los del Banco Central. Eso implica que la gente va a mudar sus capitales de los bancos comerciales al Banco Central, que le ofrece mayor ventaja.
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