Tenemos una extraña relación con los osos polares. Cuando los vemos en el zoológico o en documentales, nos sentimos atraídos por sus grandes garras, su pelaje blanco y sus narices negras. Los oseznos nos parecen adorables. Les acordamos un estatus especial, representativo de toda la majestuosidad asociada a las regiones heladas del planeta. Pero olvidamos a menudo que los osos polares matan para sobrevivir. Es parte de su naturaleza. Como el principal carnívoro del Ártico y el depredador terreno de mayor tamaño, este animal caza para alimentarse, atacando otros grandes mamíferos como focas, morsas y ballenas...
Ocasionalmente, y trágicamente, también arremeten contra los seres humanos, como quedó en claro luego de la muerte la semana pasada de un adolescente británico en un ataque en Svalbard, Noruega, que también dejo cuatro heridos de gravedad. Incidentes como estos podrían ser más frecuentes en el futuro. Y la razón para ello es el cambio climático. A medida que el incremento en la temperatura acelere el derretimiento de las masas heladas, el número de osos polares disminuirá rápidamente. Es probable que aumente entonces el número de expediciones para dar un último vistazo fugaz a estos animales. Debido al retroceso del hielo, los osos polares se verán forzados además a internarse cada vez más tierra adentro. "No puedo comentar sobre los detalles del ataque en Svalbard, pero, desafortunadamente, es muy probable que los conflictos entre osos polares y seres humanos aumenten en muchas partes de la región circumpolar", dijo a la BBC Gregory Thiemann, profesor de ciencias ambientales de la Universidad York, en Toronto, Canadá.
Ataques: Los osos polares deambulan por los mares helados de todas las naciones árticas: Rusia, Alaska en Estados Unidos, Canadá, Groenlandia y Noruega, donde tuvo lugar el reciente ataque mortal en un campamento cercano al remoto glaciar Von Postbreen, en Svalbard. Los ataques contra humanos son la excepción. Un estudio publicado en 1999 en la revista Wilderness and Environmental Medicine documentó el número de incidentes hasta ese entonces. Entre 1980 y 1985 sólo se registró en Alaska un caso de lesiones y ninguna muerte. En un período de 15 años en Svalbard, otros investigadores documentaron sólo un muerto y tres heridos. Al menos 46 osos polares fueron muertos por seres humenos en ese misma etapa. En un período de 20 años en Canadá, seis muertes y 14 casos de lesiones en seres humanos fueron atribuidos a ataques de osos polares. Durante esas dos décadas, las personas mataron 251 osos "en defensa de su vida o propiedad".
Hasta 1999, dos muertes ocurrieron en la localidad de Churchill en Manitoba, Canadá, un puerto habitado por unas mil personas y un número similar de osos. Una de las muertes tuvo lugar tras el sorpresivo encuentro entre un oso y un cazador de aves. El cazador se aproximó al oso, que mató y comió a su víctima. El otro ataque ocurrió contra un hombre que caminaba por la calle principal del pueblo en plena noche llevando consigo porciones de carne cocida. También fue muerto y parcialmente consumido por el oso. Los habitantes de Churchill están hoy acostumbrados a ver osos polares, que entran al pueblo en busca de alimentos y son rápidamente retirados del lugar. Los animales son atrapados con una carnada de carne de foca antes de ser anestesiados y transportados por helicóptero cerca de 60 kms. En el pasado, cerca de 75 osos eran retirados de esa forma cada año. Pero el número ha caído a la mitad debido al declive en la población de estos mamíferos.
Contaminación: El año pasado, Peter Molnar de la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá, publicó el primer modelo que establece una relación directa entre el cambio climático y la supervivencia y reproducción de los osos polares. Basado en lo que se sabe actualmente de la fisiología, comportamiento y ecología de estos animales, el estudio predijo que la preñez será menos frecuente y que menos osos sobrevivirán períodos cada vez más largos de deshielo. Estos cambios podrían producirse repentinamente cuando los osos pasen un "punto sin retorno". El ataque contra los estudiantes tuvo lugar en Svalbard, Noruega. Otros estudios recientes indican que la supervivencia a largo plazo de los osos polares está siendo amenazada por la contaminación creada por los seres humanos. Productos industriales como el mercurio y las sustancias organocloradas tienen un impacto acumulativo y potencialmente fatal en los huesos, órganos, aparato reproductivo y sistema inmunológico de los osos. El efecto combinado de la contaminación y el deshielo ha causado incluso una disminución en el tamaño de los osos en los últimos cien años, de acuerdo a un estudio que comparó cráneos de osos de inicios del siglo XX y de finales de siglo.
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