"Ser rico o morir en el intento" fue un mantra acuñado por el rapero estadounidense 50 Cent, quien se hizo rico, rico de verdad, y por poco pierde la vida tratando de lograrlo. Con los fluctuantes precios de las acciones y de las propiedades, es imposible determinar con exactitud la fortuna de cualquier artista en un momento determinado. Pero aunque la fortuna estimada de 50 Cent no supere a la del ex Beatle Paul McCartney, él puede codearse con la elite de los mega-ricos de la música, como Elton John, Mick Jagger y Madonna. Mientras tanto, Sean "Diddy" Combs, conocido anteriormente como Puff Daddy, cantaba su canción "All About the Benjamins" ("Todo sobre los Benjamines"), en la que hace referencia al retrato de Benjamin Franklin en los billetes de US$100. El hip hop no será todo sobre los Benjamines, pero ha generado una enorme cantidad de ellos. El hecho de que el hip hop fuera, en gran medida, creado por los afroestadounidenses y sea propiedad de éstos, ha dado lugar a algunas afirmaciones extraordinarias sobre cómo este género particular de la música ha transformado a la sociedad de EE.UU. Algunos incluso plantean que la presidencia de Barack Obama no habría sido posible sin el hip hop. El hip hop comenzó a finales de 1970 como una subcultura urbana, inicialmente limitada a dos de los guetos más conocidos de Estados Unidos: Harlem y Bronx del Sur, en Nueva York. Desde entonces, se ha convertido en un negocio multimillonario que abarca música, cine, televisión, libros, moda y deportes. Muchas estrellas del hip hop –por ejemplo, Sean "Diddy" Combs y Shawn "Jay-Z" Carter- se han convertido también en magnates de la música, en dueños y ejecutivos de grandes empresas. "Para que el hip hop pudiera sobrevivir lo suficiente como para entrar en la cultura dominante, tenía que desarrollar un sentido de los negocios", dice Dan Charnas, autor del libro "The Big Payback: The History of the Business of Hip-Hop".
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