La cifra surge de un informe de la Cepal, que también sostiene que los dispositivos de conexión móvil son uno de los servicios con mayor crecimiento. Bolivia, el país donde conectarse cuesta más.
"Como promedio en la región, en marzo de este año el valor del servicio de banda ancha fija fue de 72,8 dólares el megabyte por segundo (mbps), en contraposición a los 5,9 dólares por mbps contabilizados en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)", que agrupa a 34 de los países más desarrollados, sostuvo la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
"Se trata de una diferencia de 50 veces", añadió la CEPAL, un organismo técnico de las Naciones Unidas que tiene su sede en Santiago, al lanzar este jueves el Observatorio Regional de Banda Ancha (ORDA). En un extremo se ubica Bolivia, donde la tarifa (medida por paridad de poder adquisitivo) fue de 300 dólares por mbps, y en el otro Panamá, donde se cobra a los usuarios 17,7 dólares por mbps.
Respecto a la velocidad, en el último año en América del Sur se incrementó en un 53%, tanto de subida como de bajada con la que se accede a internet.
Chile es uno de los casos más destacados, donde la velocidad de subida en abril alcanzó los 1.767 mbps -39% más que en igual mes de 2010- y la de bajada 6.413 mbps, mientras que en el otro extremo -Bolivia- la velocidad de subida fue de 210 mbps y la de bajada 428 mbps, las cifras más bajas de la región. La banda ancha móvil, en tanto, experimentó uno de los mayores crecimientos en la región en los últimos años, aunque también aún lejos de lo que sucede en países más desarrollados.
"El porcentaje de suscriptores de banda ancha móvil respecto al total de la población de América Latina y el Caribe pasó de 0,2% en 2005 a 4,7% en 2009, mientras que en los países que OCDE, la proporción se elevó de 5% a 49% en el mismo período", sostuvo el reporte. "La banda ancha puede convertirse en un eje básico de la integración regional", indicó la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, quien destacó que el Estado juega un papel clave para lograr su acceso universal.
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