Lo de virtual podría ser relativo. Sin duda, la intensa ola de calor que afecta el estado convierte a la ciudad en un horno, que aunque virtual semánticamente hablando, se siente en la piel. Desde hace tres días, las temperaturas han subido situando el mercurio sobre los 90 grados Fahrenheit, situación que ha obligado a las autoridades a abrir docenas de centros de enfriamientos, piscinas públicas y lanzar advertencias especialmente a niños, ancianos y personas que sufren de enfermedades cardo respiratorias...
En las calles, es prácticamente imposible soportar el azote de las temperaturas, que se percibe en la anatomía como si se tratara de lenguas de fuego lacerando el cuerpo. Desde las estructuras físicas como edificios, puentes, túneles, elevados, corredores y otras, sale una mezcla de aire muy poco limpio, que retrata la combinación de asfalto, acero, hierro y hormigón de la metrópolis. En otros estados afectados por la misma ola, se han reportado varias víctimas mortales.
Muchos de los que han querido huir de las zonas donde con mayor intensidad se sienten las temperaturas y han querido refugiarse en los vagones de los trenes, se han encontrado allí con otro pequeño “infierno”. En una gran cantidad de líneas del metro, los trenes se han visto obligados a bajar el nivel del aire acondicionado en sus carruajes para amortiguar el consumo de energía y evitar fallas técnicas de consecuencias impredecibles. Los autobuses, no dan abasto y en las calles, cientos de personas mayoritariamente niños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos, se enfrentan a las autoridades por la apertura de los hidrantes que abundan en todas las cuadras y que son usados por los bomberos para conectar sus mangueras, cuando se producen incendios.
Los chorros, manejados por quienes ansiosamente buscan refrescarse a sí mismos y amortiguar el efecto del calentón, suben a veces hasta a más de 20 metros de altura, debido a la fuerte presión del agua. Las escenas son cotidianas en calles del barrio dominicano de Washington Heights (Alto Manhattan), donde miles de criollos hacen lo propio. En algunos casos, se producen enfrentamientos entre policías, bomberos y gentes que se refrescan, bañándose en los hidrantes, conocidos en el spanglish como “pompas”. Estas alternativas están sirviendo de poco, porque la humedad es en ocasiones más alta que las propias temperaturas generando una combinación extrema que en la mayoría de los casos excede lo que puede soportar el cuerpo humano.
Ayer jueves, el termómetro marcaba los 110 grados y para hoy viernes y mañana sábado se espera que aumente a 120, mientras el domingo podría situarse en algo menos como entre 90 a 86. La creciente demanda de energía eléctrica por la operación de millones de aires acondicionados centrales, de ventanas y pisos, se convierte en una amenaza latente para que en algunas zonas falle o colapse el servicio eléctrico, aunque la empresa Con Edison dijo garantizar la demanda. Algunos cortes eléctricos se han producido en las últimas horas. La compañía exhortó a los usuarios a usar sus aires moderadamente para evitar sobrecargas, no dejando los aires prendidos ni las ventanas abiertas. La respuesta del municipio ha sido la de abrir 450 centros de enfriamiento, cuyas ubicaciones se pueden conocer llamando al 311.
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