lunes, 18 de abril de 2011

Costumbres y devociones olvidadas de Semana Santa.

Penitencias, espíritus de reflexión o de sosiego para conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, era lo común de casi todo el pueblo, según nos refieren nuestras madres y abuelitas. Ahora, sólo unos pocos, sobre todo los muy asiduos a las iglesias cristianas, practican esas devociones durante la Pascua Cristiana o Semana Santa. Como manda la Iglesia, desde los 40 días de Cuaresma, que inicia con el Miércoles de Ceniza, previo a la también llamada Semana Mayor las personas de antes se recogían y se preparaban con sacrificios a su cuerpo como el ayuno, abstinencia sexual y de ingesta de carne, los miércoles y viernes de ese período. Ya durante la máxima celebración de fe, que es el Triduo Pascual (desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección), la gente común hacían unos rituales, que mencionarlos en estas fechas suenan hasta poco creíbles. Dentro de esas costumbres, refiere Inmaculada Sepúlveda, quien tiene 40 años y cita las quejas de su abuela, Piedad, por las pérdidas de esas tradiciones, figura que el Viernes Santo no se podía picar nada con cuchillos y machetes. "Tampoco se le podía dar golpes a los niños, pero sí halarles las orejas", cuando ponían en prácticas sus travesuras. Virginia Morel, de 52 años, dice que otra de las tradiciones perdidas es que las personas se levantaban mudas y hacían sus quehaceres sin pronunciar palabras. Afirma que se advertía que aquel que se bañara en el río o sembrara frutos haciendo uso de la facultad del habla, se convertía en un pez y la cosecha se dañaba. Todo eso porque en los días del Triduo Pascual las personas procuraban estar con el mayor sosiego, además de poner en práctica las penitencias a las que se sometían.

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