
En Alemania, algunas regulaciones del tipo tecnológicas funcionan bastante bien, y otras, terriblemente mal. O que lo diga una anciana de aquel país, acusada y encontrada culpable de piratear una película acerca de los Hooligans. ¿El problema? La venerable señora no tiene ni computador, menos internet. Según la acusada, el día y a la hora del “delito”...