viernes, 22 de julio de 2011

Dominicano levanta familia vendiendo chimichurris.

“Me retiré cuando llegué a Estados Unidos”, responde el dominicano Manuel Cruz de 70 años de edad y quien arribó a Nueva York la víspera del año nuevo de 1957. Su respuesta despeja la pregunta que muchos le hacen acerca de cuándo volverá de “retiro” a la República Dominicana. Cruz, se ha dedicado por años a la venta de chimichurris, el reconocido “sándwich” de factura criolla y con su negocio, establecido en un carro ambulante, estacionado diariamente en la calle 207 y avenida Sherman en el Alto Manhattan, logró levantar a su familia...


Y no sólo eso, un hijo y una hija, han seguido la tradición de dedicarse al mismo negocio y la vocación se ha transmitido a por lo menos tres generaciones de inmigrantes y dominico americanos, desde que Cruz, llegó a Estados Unidos. En una historia publicada por el sitio dna.info, el dominicano sostiene que su negocio “Chimichurris El Malecón” es una empresa familiar en la que participan su hijo David y su hija Mónica. “La gente me pregunta cuando me voy a retirar y vuelvo a la República Dominicana y yo les respondo: me retiré cuando llegué aquí”, manifiesta. Cruz, fue uno de tantos dominicanos anti trujillistas que lograron huir al extranjero de la tiranía. Se estableció en El Bronx y luego se mudó al vecindario Inwood en el Alto Manhattan.

Dice que nunca pensó abrir un negocio de comidas, pero se convenció de que ese negocio, era la única manera de comenzar a vender sus chimichurris, alimento calificado como la “hamburguesa dominicana” y es hecho con carne molida de res, repollo, tomates cebolla, mayonesa y salsa de tomate en el pan. Comenzando en el negocio en 1980, se define como el pionero en abrir el primer carro para vender los “chimis”. Añade que aunque eso es difícil de probar con la gran cantidad de establecimientos de ese género que hay ahora en Nueva York, es la realidad. La cantidad de clientes que acuden a su puesto, es muestra de la buena calidad del producto que cocina. Su lema “El primeo y el mejor”, acopia su orgullo de haber sido pionero. María del Valle, una de las asiduas clientas de Cruz, dice que no hay ningún otro chimi en la ciudad como el que vende el dominicano. “No hay nade como este chimi, la carne y todo es fresco”, dijo la clienta. “Estos muchachos no juegan”.

El chimi de Cruz aparece en varios sitios web de cocina y uno de ellos, Yelp.com, alaba la alta calidad. Cruz tuvo que cerrar el negocio por un año, mientras la familia se hacía de un nuevo camión. Reabrió en junio, luego de reconstruir un camión casi convertido en chatarra que compraron. El negocio de Cruz no se queda atrás y tiene sus propias páginas en la Intenet, figurando en las redes sociales de Facebook y Twitter. La estrategia busca que los Cruz atraigan muchos más clientes de toda la ciudad. También tienen en meta participar en el popular concurso “Vendys” en el que compiten vendedores ambulantes de comida rápida del estado. El año pasado, otro camión, “Patacón Pisao” ganó el primer lugar. “Sabemos que a todo el mundo le gusta el chimo, por lo que tenemos la intención de estar aquí por mucho tiempo”, terminó diciendo Cruz. El precio de su “hamburguesa” dominicana es de $4 dólares por unidad.

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